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miércoles, 23 de abril de 2014
La casa vacía Por: Carmen Catala
Pero el que inventó el teléfono celular jamás pensó que con tan importante aparato las familias se separarían hasta el punto de convivir juntos y no hablarse entre sí.
Sucedió que Tomás él padre de familia se levanta y lo primero que agarra se el celular para ir al baño y no vuelve a soltarlo hasta llegar a media noche a dormir a su casa.
Ella la madre abre los ojos con cuidado para que Tomás no se de cuenta de que lo está observando y cuando éste sale de la habitación también toma su celular y sin aún pararse de la cama lo primero que hace se entrar a su página de Facebook e instagram para ponerse al día con las actividades de los cientos de amigos que tiene de contactos y de los cuales conoce como a treinta personalmente. Aburrida se levanta pues se ha convertido una sombra en su propia casa pues aunque vivan sus tres hijos y su marido nadie se detiene a hablar con ella.
_Hola buen día- dice Ella
(Silencio) vuelve y dice Hola, hello
- ah sí hum hum dice entre dientes su marido quien rápidamente entra a la habitación se viste más rápido aún luego de haber tomado un baño y procede a vestirse.
Ella entra tras de él y molesto le dice; no estoy para tu mierda es muy temprano pero Ella vé como está escribiendo en su teléfono con no se quien. Con gran descontento sale de su habitación y barre su casa pues le gusta que todo esté en orden y limpio aunque de un tiempo para acá sé a dado cuenta que no es apreciada por lo que hace en la casa.
-En ves de estar barriendo deberías ponerte a buscar un trabajo y dejar de estar de vaga todo el día. Yo no quiero más esta situación. Y se va a trabajar sin decir una palabra más.
Son las 8:00 am. Ella termina de barrer y recoger los zapatos de Tomás y la ropa que deja tirada todas las noches en la sala.
Miguel, Eliza y Rina salen apresurados de sus recamaras.
-hola mami, bendición dicen a la vez que le pasan por el lado. Ella va respondiendo uno a uno; Dios te bendiga!
¿Qué vas a cocinar hoy. Pregunta Miguel
-aún no sé le contesta mamá
Eliza y Rina ya están en la puerta de salida con el móvil en la mano escribiéndole a sus amigos.
Mamà les grita; Vayan con Dios y como no ponen atención salieron de la casa sin contestarle. Resignada se dirige a la cocina y chequea en la despensa que hay para preparar la comida. - Tengo aceite, arroz y pasta pero no hay salsa pero bueno tengo unos tomatitos casi frescos en la nevera y prepararé un poco de salsa. Entra en acción y haciendo de tripas corazones hace lo que puede con lo que tiene pero lo hace con mucho amor pues sabe en su interior que todos regresarán con hambre de la escuela y el trabajo. - creo que éstos les agradará; pensó Ella
Los muchachos llegaron de la escuela y Rina dijo; esto es lo que hay, estamos cada día más pobres en ésta casa. Te apuesto que papá si come bien en la calle, es por eso que ni come cuando llega. Deberías no cocinar para ėl para que la comida nos pueda rendir. - Cállate dijo Eliza mientras miraba reprochando con la mirada a su hermana.
-Mami ėsta pasta está riquísima como todo lo que tú preparas.
Ella miró con mucha ternura a su hijo y dijo; gracias mi amor, tú tan amable como siempre.
Luego de todos comer se fueron a sus habitaciones y sólo salen de ahí para el baño y/ó a tomar algún refrigerio en la nevera.
Ella sigue sola en su casa con la casa llena y sin hablar con nadie.
Tomás tiene la costumbre de no pisar fuerte al caminar para que ningúno de los miembros de su familia sepan cuando él está en la casa y así poder sorprenderlos en caso de que estén hablando de él. Es una mala costumbre que Ella no ha podido comprender a pesar de estar casada por tantos años con éste hombre.
Ella alcanza ver como una sombra que rápido se desliza y al fijar la vista nota que su marido acaba de llegar.
Te sirvo la comida- pregunta a Tomás a lo que él responde; pero tú no ves la hora que es? Es casi la una de la madrugada. ¿Cómo pretendes que yo coma tan tarde? Tomás se dirige al baño, se da una ducha ligera se pone su paja a y se tira en la cama a dormir. Ella le dice: Tomás necesitamos hablar.
-Hablar de qué- responde, pues de nosotros dice Ella. - molesto abre los ojos y le grita; la verdad es que tú tienes cojones, yo llego cansado de trabajar, no de no hacer nada como tú y tu pretendes venir a hablar mierda ahora. Me avisas sí tengo que largarme a otro lugar a dormir. Qué parte es la que tú no entiendes. - Ella lo escuchaba en desconcierto pero Tomás no le permitía contestarle pues hablaba corrido. Finalmente dijo yo me voy a acostar pues no te quiero escuchar. Ó prefieres que te diga que gracias a tí yo no tengo relación con mis hijos, que por tus peleas ellos dejaron de venir a verme. Ella se armó de valor y dijo: Eso es mentira, si tú has fracasado como padre es por tu culpa no por la mía, yo no era niñera de nadie y tu pretendías traer a tus hijos, desaparecerte y que yo los atendiera y lo llegué hacer por un tiempo pero todo lo que hacía era malo y me cansé. - Cállate gritó Tomás que estoy perdiendo la paciencia y con tus estupideces me vas a hacer fracasar. Todos quieren venir a aprovecharse de mi y yo aquí en esta prisión. Es por eso que sólo llegó a dormir para ni verte ni escucharte porque no me interesa nada que tenga que ver contigo. Se levantó de la cama y buscó un sable que tenía cerca de la puerta y le dijo a Ella; Dime si quieres que lo use contigo ésta noche. Ella se asustó porque ya una vez había apuntado a su hijo Miguel con un arma y le preguntaba que sí quería que el matara primero a Miguel y después a ella y ó viceversa. Tomás apagó la luz de la habitación y quedó inmediatamente dormido.
Todos los días Ella se quedaba sola en una casa llena de gente. Sólo pedía a Dios que le diera fuerzas hasta que sus hijos se independizaran faltaba tan poco para eso. Señor dame paciencia, tú sabes que no tengo para donde ir ahora. Ayúdame por favor. Bien sabes que cuando juego la lotería es á ver sí pegó una pero tal parece que tú no tienes esos planes conmigo ó que no es el momento preciso para yo irme de aquí. Tu conoces mis sufrimientos, no me desampares te lo súplico. Amén
Cada día traía un silencio mayor y finalmente luego de esperar a que sus hijos se graduarán y se mudaran, Ella salió de su casa y no regresó. Escribió una carta a sus hijos donde les pedía que quisieran a sus familias, que hablarán con sus hijos diariamente y que les dijeran lo muy importante que son en sus vidas. Que el teléfono móvil lo usarán como emergencia ó para algo esencial y que no destruyeran su familia con éste aparato tan pequeño y que luce tan insignificante pero que es un asesino silencioso del amor y la unidad. Terminó la carta diciendo cuando me sienta lista volveré. Los amo mamá.
Escribió una nota a su esposo que decía: Traté de entender tus cambios pero cada día los entendía menos. Sabes bien que no soy culpable de nada pero me arrinconaste de tal manera que llegué a pensar que sí lo era. No te guardo rencor pero tampoco te amo, dejé de quererte cuando estuviste apunto de matar a mi hijo con esa maldita arma. ¿Sabes porqué te soporté tanto. Fué precisamente por ellos y por tí porque aunque no son tuyos sé que en tu corazón tuvo que haber existido un cariño por ellos pues llegaste a ser parte de el hombre y mujeres de bien que juntó a ti formé. Me quedé a tu lado para demostrarte que no eres un fracasado como padre pues lo hiciste bien con los míos. Lo único que te pedía era tiempo. Tiempo por ellos y para ellos, gracias por todos los momentos, hasta por los abusos físicos pues me hiciste con tu maltrato una mujer fuerte. La mujer llorona y asustadiza hace años que se había ido de mí. Ahora viviré mi vida pues nunca he dejado de tener metas ni propósitos.
Hasta núnca Tomás.
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